lunes, 16 de agosto de 2010

En otoño Harmonie Botella nos presentará su "Cuento absurdo a la luz de la luna"




Breve reseña de su obra

Un periodista dijo de ella hace algunos años:
Cherchez la femme...
Pues aquí la tenemos. Desvelando secretos como quien no sabe, contando historias de la vida, dibujando retratos de cuentos, pintando relatos de la vida o vidas de relato con una sagacidad sorprendente, con una audacia mordaz, hasta hoy escondida detrás de unas sabias moralejas. Historias de amor, chismes de la vida y sátiras de personajes muy reales, escritos en perfecto estilo, se conjugan en el telón de la sociedad que rodea a la escritora. Siempre con un fondo crítico, un humor ácido y una fuerza en la mirada que nos sorprende como testigos inertes de la realidad.
Estimado lector, abriendo estas páginas podrás comprobar el reflejo sin ambigüedades de lo que está ocurriendo en esta crónica de la naciente sociedad del siglo XXI.
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Sobre la autora

Profesora agregada de francés, publicó su primer libro "Ojos que no Ven", donde narra su paso agobiante por los quirófanos en 2002. Su segundo libro fue "Otros Caminos", prologado por Enrique Cerdán Tato, abanico de cuentos y poesías. En 2005 publica una serie de retratos de mujer en "Algunas Mujeres". En 2006 escribe cuentos infantiles "Cuentos para Rubén y Malena" (El Taller del Poeta) a beneficio de la ONG Pequeños Príncipes. Ha participado en diferentes antologías: "Mucho Cuento" (Ed. Tucumán) "Relatos urbanos" (Ed. Ecu) "Voces de Periferia" (Ed. Belgeuse) "Palabras a la Deriva" (Ed Ecu), etc. Su libro de poemas "Y me desnudo lentamente" (Ed. Taller del Poeta) tiene un compromiso con las injusticias que todos los días nos bombardean: los conflictos entre culturas, las guerras, la explotación de la infancia. Fue nombrada Directora de IFLAC ESPAÑA. Participó en calidad de escritora invitada al Primer y Segundo Festival Internacional de la Poesía sobre la PAZ en París, (2007 y 2008). Es también presidenta de la ONG L.A.P.I.C.E.S. Es tertuliana en el programa de televisión de Esmeralda Marugan Las mañanas de Esmeralda en Información TV y redactora del periódico El correo familiar.
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Poema-Botón de muestra
CENICIENTA
Cenicienta grisácea que llora
cerca de la lumbre ahogada,
recuerda el ayer sofocado,
evoca las palabras y los gestos del cariño,
rememora las cálidas sonrisas de la pasión,
las miradas incandescentes,
la fogosidad de ese amor pasado.
El amor, al igual que tú,
tiene arrugas en el rostro y en el corazón,
le duelen las piernas, las manos, el alma y la vida,
no distingue en este almanaque amarillento
el hoy del ayer, el ayer del mañana,
sus días están hechos de momentos huecos y deslucidos,
de frases sin sentido, de vocablos que se repiten para rellenar el vacío.
Amor, amor...
¿Cuándo se desvaneció el amor?
¿Cuándo se extraviaron las caricias?
Cenicienta ya no recuerda.
Se pierde en ese pasado reciente,
se revuelve afligida en la materia opaca de la indiferencia,
en el lodo gris de la indolencia, en el barro pardo de la desgana.
El espejo mágico
refleja el rostro pálido de la princesa para recordarle
que ya no tiene veinte años,
y que nacieron las primeras canas,
que los sueños hechiceros tienen un fin,
que los príncipes se cansan de las bellas damas,
de sus ideales, y de su conversación,
que hoy sus miradas mudas y desiertas
se extinguen en la pantalla de un televisor,
en un vaso de whisky barato
o en la carrocería de un Laguna último modelo
y que el amor fue sólo un espejismo
que duró el tiempo de un cuento de hadas.
Cenicienta, ya no eres princesa...
No te duermas, despierta.
Ya no eres princesa...
Pero puedes ser reina.
Despierta...
La corona te espera.
****
Uno de esos cuentos absurdos a la luz de la luna...

Se vivió durante una era indefinida la quimera casi efectiva de la transformación del mundo a escala de micro cosmos.
Era, si recuerdo bien, en otra época, a cien años luz bajando por el túnel del tiempo, en otra esfera, y remontando por la vía Láctea.
Hombres, mujeres, jóvenes, agricultores, comerciantes, abogados, jubilados, parados, médicos, padres y madres coincidieron en una lejanía refulgente de colores y matices, de impolutas expectativas.
Blancanieves, Caperucita, Cenicienta, Peter Pan, el Sastrecillo Valiente, los Tres Cerditos y otros compañeros salieron de las páginas áureas y polvorientas de los cuentos de antaño para compartir la dicha nueva, y concurrir en la cimentación de un orbe solidario, sostenible y equitativo.
Los tres cerditos expusieron cómo construir lindas casas perennes, económicas, asequibles para los que no tenían medios económicos, y sobre todo, que dichas edificaciones no rompieran con la estética de la aldea ni con su sistema ecológico. Anacrónicamente, algunos dioses de la mitología concertaron con los tres cerditos la forma más racional de evitar los despilfarros de agua, de no dañar el medio ambiente y de conservar los tesoros de la naturaleza, a estas alturas, tan enfermiza. Atenea amparó a los que quisieron favorecer la educación, el arte y la cultura de la aldehuela. Se diseñaron los esbozos del saber, los esquemas de la identidad, y los bocetos de una erudición hacia la libertad.
Blancanieves y Cenicienta, a pesar de sus malas relaciones con las madrastras, optaron por la creación de gabinetes psicológicos para auxiliar a las personas con problemas anímicos, y también servicios sociales modélicos para amparar a los más desfavorecidos. Caperucita pidió apoyo para los jóvenes: música, cine, cultura, porque claro, la juventud es el futuro de nuestra sociedad, y si queremos un porvenir digno, hemos de cuidar a nuestros hijos.
Los aldeanos, junto a los personajes y símbolos de cuentos tradicionales, idearon los diseños de una curtida civilización que impulsaría una bocanada inédita de aire puro sobre los vestigios de una metrópoli decadente. Paz, justicia, seguridad ciudadana, cultura, servicios sociales, medio ambiente fueron las doctrinas de un nuevo florecimiento.
La sabiduría, la discreción y el respeto entrelazaron su aspiración que iba creciendo contra vientos y mareas. Mareas y tormentas. Tormentas y codicia.
Los que vegetaban en los tronos, las brujas y los pajes se espantaron, se encresparon y reaccionaron negativamente. ¿Qué paranoias eran éstas? ¿El vulgo se sentía amenazado en su devenir y quería tomar las riendas del poder? ¿Los paganos, los blasfemos e irreverentes, los miserables, ambicionaban unos dominios normalizados y refrendados por todos los dioses?
Ni hablar.
El trono era de unos cuantos, y este tema no se podía negociar bajo ningún concepto, ni siquiera por el bien del pueblo.
Las lenguas se desataron y los pasquines florecieron, las gacetillas infectaron el sentir general, y la opinión pública no supo a qué santo rezar. Los dioses excomulgaron a los héroes de los cuentos, a las hadas, a las princesas benevolentes y a los aldeanos apestosos.
La plebe no contestó porque pacto de silencio conformó. Los panfletos siguieron acusando a la muralla silenciosa, de 'corruptora putrefacta del orden público tan duramente adquirido'.
Pero el vulgo silencioso, que aún la sabiduría poseía, persistió en su camino hacia la cordura. Los silentes innovadores se juraron fidelidad hasta la muerte con tal de no caer en las rancias redes corruptas del orden preestablecido.

"- Te quiero, te amo y te seré fiel. Eso era lo que decían."

El poderío enraizado y el engaño de novísima hora fueron más briosos que todos los compromisos jurados y perjurados a la luz de la luna con la mano en el corazón. Cuando sonaron las doce campanadas, Cenicienta perdió la zapatilla de cristal, Blancanieves comió la manzana envenenada, y el lobo saboreó a Caperucita.
El cuento no acaba ahí. Los Siete Enanitos violaron a Blancanieves, a Cenicienta y a Caperucita, y las acusaron de provocación:
“-Demasiadas minifaldas y películas de autor miraban estas tres chicas en vez de marcharse de botellón” - alegaron.

No se crean que se equivocaron de cuento. No. Sólo se confundieron de película. Al día siguiente, el lobo feroz y la bruja Avería, fornicando en un aquelarre terrorífico, revelaron con voz de ultratumba su afición a la erótica del poder.
Y colorín colorado, el cuento se ha acabado.
Bueno, puede ser que no, porque el lobo no usó preservativo, y la bruja Avería olvidó la píldora del día siguiente... Las tres exdoncellas tuvieron más suerte porque los enanitos eran impotentes...
... Y la plebe precavida y sosegada aguardó de nuevo el renacimiento


Cuento absurdo a la luz de la luna
Harmonie Botella
Mandala & LápizCero (2009)
ISBN: 978-84-92830-04-6